Una rata permanece inmóvil en una mesa de operaciones inmaculada. Está viva, pero fuertemente sedada. Cuando te acercas un poco más te das cuenta de que no es un roedor convencional.
Tiene unos electrodos insertados para estimular su cerebro, generando una serie de ondas que pueden visualizarse en una pantalla cercana.
Los investigadores tratan de sustituir parte de su cerebro, así como el de otras ratas, con equipo digital, convirtiéndolos exitosamente en ciborgs.La rata forma parte de un controvertido estudio que se está llevando a cabo en el departamento de psicología de la Universidad de Tel Aviv, en Israel.
Los defensores de los derechos de los animales han puesto el grito en el cielo, al considerar ésta es una práctica "grotesca".
Pero los científicos afirman que sus experimentos podrían ayudarles a reparar la computadora más compleja del mundo: el cerebro humano.

Un científico revisa a una rata sedada como parte del proyecto desarrollado en la Universidad de Tel Aviv.

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