domingo, 30 de octubre de 2011

El filete del futuro no será de vaca, sino de laboratorio


A Mark Post le dieron US$420.000 para hacer una hamburguesa en un año. Puede parecer dinero fácil, pero intenten hacerlo sin utilizar carne proveniente de un animal.
El profesor Post es una de las pocas personas en el mundo que puede conseguirlo. Como jefe del Departamento de Fisiología Vascular de la Universidad de Maastricht, en Holanda, se encuentra a la vanguardia de una nueva ola de investigación que busca crear una manera de producir carne que acabe con la necesidad de criar ganado.

"Queremos que la producción de carne pase de ser un proceso de cría a uno industrial", explica.En vez de conseguir la carne de los animales criados en granjas, Post quiere crear los filetes en el laboratorio, directamente de células madre musculares. Si lo logra, esta tecnología transformará la manera en la que producimos alimentos.
El profesor Post no es el primero que sueña con conseguir algo así. A mediados del siglo XX, el holandés Willem van Eelen -entonces un estudiante de medicina- imaginó crear carne sin matar animales, utilizando células madre.
Una célula madre es un tipo especial de célula capaz de replicarse a sí misma muchas veces, diferenciándose en tipos de células especializadas, como células musculares.
El doctor Post
El doctor Post cree que producir carne en el laboratorio es viable.
Van Eelen intentó lograr su sueño durante décadas, pero consiguió pocos progresos. En 1999, se le dio una patente sobre su idea y poco a poco el mundo empezó a prestar atención.
En 2002, la Agencia Espacial estadounidense (NASA, por sus siglas en inglés) se mostró interesada y financió a Morris Benjaminson, del Touro College de Nueva York, para que investigara la manera de conseguir carne de células musculares para alimentar a los astronautas en viajes espaciales largos.
El doctor Benjaminson sacó una muestra de células del músculo de un pez dorado y consiguió cultivarlas fuera del cuerpo del pez. El filete que consiguió fue marinado en ajo, limón y pimienta, y frito en aceite de oliva. Un panel de catadores inspeccionó el filete y aseguró que lucía y olía igual que si fuera real, pero no se les permitió probarlo ya que las leyes estadounidenses prohíben el consumo de productos experimentales.
Desafortunadamente, la NASA decidió que había formas más baratas y sencillas de alimentar a los astronautas y cortó los fondos a la investigación de Benjaminson.
En 2005, el doctor Van Eelen finalmente logró convencer al gobierno holandés para que apoyara su investigación con cerca de US$3 millones.
Se crearon diversos proyectos. Uno de ellos exploró cómo las células madre embrionarias pueden ser engañadas para convertirse en células musculares. Un segundo estudio investigó como hacer que un músculo se haga más grande y un tercero qué medio de crecimiento sería el óptimo para crear filetes en el laboratorio.
Recientemente se acabó la financiación gubernamental holandesa y tuvo que reducirse la escala de los proyectos.
Entonces, a principios de este año, un filántropo anónimo se puso en contacto con el profesor Post, que durante un tiempo trabajó con los colegas del doctor Van Eelen, y le ofreció pagarle para que creara una hamburguesa de cerdo cultivada en un recipiente de laboratorio.
"Será probablemente la hamburguesa más cara que jamás veremos en este planeta", dijo Post.

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